JUEGO MAGISTRAL DE FICCIONES Y PARADOJAS

RESEÑA: LA SEMILLA DE LA BRUJA – MARGARET ATWOOD

Esta es la respuesta de una de las novelistas más destacadas de la literatura actual, al proyecto Hogarth Shakespeare (promovido por la editorial Hogarth Press, fundada en 1917 en el salón de la casa de Virginia Woolf) que consiste en reescribir las obras de Shakespeare para los lectores del siglo XXI. Porque La semilla de la bruja es exactamente eso, una revisión de La tempestad de Shakespeare. La semilla de la bruja es un divertimento muy ameno y reflexivo porque Margaret Atwood logra, de forma magistral, que el lector que no conoce la obra original no se pierda. A través del personaje de Felix Phillips, identificado emocionalmente con el personaje de Próspero en La tempestad, obra que convierte en su obsesión, asistimos una vez más a un juego ejemplar de ficciones e ilusiones, así como a nuevas lecturas e interpretaciones, adaptadas a los tiempos de hoy.la-semilla-de-la-bruja_margaret-atwood- En La semilla de la bruja reencontramos pues los temas de La tempestad, como son la traición, la venganza, el perdón y la redención y se añaden los temas de la muerte y el duelo. De ese modo, los reclusos del correccional Fletcher, como en una nueva isla asolada por una tempestad, serán dirigidos por el director de artes escénicas Felix Phillips, caído en desgracia tras una traición y reconvertido en el profesor Duke, para culminar una venganza que desemboca en lo que algunos interpretan como una reivindicación naif propia de la literatura juvenil, como si la literatura en general no pudiera abordar los mismos temas del perdón, la redención, las segundas oportunidades y reivindicarlos más allá de lo naif… Porque en el fondo, no deja de ser todo una percepción más subjetiva que objetiva y una excusa para superar las arcaicas lecturas coloniales y patriarcales de La tempestad, centradas en los personajes de Calibán y Miranda. Y es que en la novela de Atwood, Calibán, la auténtica semilla de la bruja, es más que un desdoblamiento del personaje de Felix Phillips, como lo es el mismo Ariel. Si Calibán es más que el lado oscuro, Ariel/Miranda es más que el lado luminoso de Felix Phillips. En la síntesis de los dos encontramos la paradoja. Porque la vida está llena de contradicciones, como nuestros propios interiores. Y Miranda, la hija sumisa, se ha convertido en una compleja dicotomía del mismo Phillips. Por un lado, en un sentimiento de culpa y fragilidad y por otro lado, en una sensación de gran fortaleza y luminosidad a la que necesita dar rienda suelta, libertad. Y la Miranda interpretada en el correccional por la contundente Anne-Marie, es algo más  que un personaje secundario, más que dispuesto a reivindicar su valía y sus propias contradicciones…

Autor reseña: Maite Mateos

Deja un comentario